miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL BOTELLÓN

— Por cierto Raúl, qué te parece la que hay montada con el Botellón, ¿tú que opinas?
— ¿Que qué opino del Botellón? eso ¿qué es?, ¿a qué te refieres? —Me decía Raúl mientras se rascaba la cabeza y me miraba de forma incrédula, como si hubiera sido la primera vez que oye la palabra “Botellón”—
Le dije— Raúl, no sé en que mundo vives, el Botellón es un término que describe la costumbre extendida entre los jóvenes, de consumir bebidas alcohólicas en grupos numerosos en la vía pública. Es una reunión masiva de jóvenes en espacios abiertos de libre acceso, para beber la bebida que han adquirido previamente en comercios, escuchar música, y hablar[... Hasta aquí, ningún problema por mi parte. Su masificación ha dado lugar a cientos de críticas por parte de los vecinos afectados, por el ruido producido hasta altas horas de la madrugada y la suciedad generada. En ocasiones suele llevar asociado actos de vandalismo y cuando les aprieta se mean en las primeras “portás” que pillan.
— Ahh, sí, sí, ya sé de qué me hablas. ¡Qué quieres que haga el Pesoé!, que vaya allí donde están todos los jóvenes y les diga que no beban. Amigo, los jóvenes tienen derecho a divertirse—Contestaba mientras cambiaba su compostura y adoptaba una postura más pedante y estirada—
Respondí súbitamente— No, eso no, de lo que se trata es que tus amigos del Pesoé de Manzanares tomen decisiones e intenten resolver el problema.
Después de darle un trago a su chato de vino, Raúl me contestó— Mira amigo, yo creo que lo que está haciendo hasta ahora el Pesoé de Manzanares es lo mejor que se puede hacer, mirar para otro lado. Eso en política es válido. Es un problema que no tiene solución alguna, y enfrentarte a una costumbre adoptada por los jóvenes, que quieres que te diga, que tiene mucha miga. Están para otras cosas.
Salté como un resorte y le contesté— Perdona Raúl, pero no pienso como tú, empatizo con los jóvenes y con los vecinos donde se hace el Botellón. Con los jóvenes, porque salir de copas sale caro, y hay pocas alternativas de ocio. Y con los vecinos, pues que quieres que te diga, sólo pensar en dormir con la ventana cerrada una noche de julio o agosto para que no entre el ruido, se me abren las carnes.
Raúl empezaba a dar síntomas de convencimiento de forma pusilánime— Mira amigo, me estas convenciendo y voy a hablar con mis camaradas para que dicten una Ordenanza Municipal Antibotellón, que diga que sólo se puede beber alcohol en el Recinto Ferial de la Feria del Campo, de lunes a viernes, de 17.00 a 20.00 horas. El Pabellón Ferial de la Feria del Campo es un recinto inhóspito, y a ese horario, en verano y en invierno, no irá ni el Teto. ¿Qué te parece amigo?
— No, Raúl, lo siento, eso no es posible.
— ¿Por qué? Contestó Raúl.
— Ese es el único sitio, y a la única hora donde los partidos políticos pueden hacer uso de locales públicos. ¿O es que no recuerdas la moción aprobada por el Pesoé para evitar que el Pepé hiciera actos sociales de interés público?
—Ahh, sí, sí, lo olvidaba. Menuda idea tuvieron los del Pesoé con mandarles a la Feria del Campo…Seguro que fue idea de Hugo Rafael, el máximo responsable de EMETEME. Que conste, que yo, Raúl Castro, demócrata convencido, pienso que esa medida es pasarse, si esto fuera Cuba, pase, pero aquí en Manzanares, se han pasado tres pueblos. Pero bueno… no me preocupa, dentro de unos meses cuando inauguren una fuente o una rotonda nadie se acordará.
—A ver Raúl, —le decía— que te desvías del tema, yo pienso que sí hay soluciones, y mira, te planteo una adoptada por el Pesoé de Daimiel, que luego dices que no digo cosas buenas del Pesoé. Han planteado crear una Mesa por el Ocio y la convivencia que estará constituida por Representantes del Consistorio, Asociación de vecinos, Ampas, Alcohólicos Rehabilitados, Establecimientos nocturnos, Jóvenes, con el fin de buscar zonas de ocio nocturno que no genere molestias; buscar soluciones a la suciedad generada; concienciar a los jóvenes y reducir los posibles daños que se ocasionan al mobiliario urbano.

—Raúl riéndose de forma socarrona decía— Amigo mío, todo eso es muy bonito, pero los políticos del pueblo están para otras cosas. ¿Tú sabes el trabajo que supone organizar una Reunión de ese tipo?, ¿las horas que conlleva?, ¿los quebraderos de cabeza?…quita, quita. Pienso que la solución última sería la prohibición de beber alcohol en la vía pública y dejarse de gaitas.

— Raúl, quizá lleves razón, pero pienso que antes se deben agotar otras vías, como el diáologo y el consenso entre los sectores afectados, como han hecho tus amigos de Daimiel. Lo que pasa, y en eso estarás de acuerdo conmigo, es que Daimiel, como tantos otros pueblos, van un paso por delante de Manzanares. Como te he dicho en otras ocasiones, mientras el talante y la conciliación no se adueñe de la vida política de Manzanares no vamos a ninguna parte.
— Raúl, a modo de sentencia, apoyó su mano sobre mi hombro, acercó su cabeza a mi oído y me dijo—
—Amigo, en confianza, ‘pa ti pa mi, y sin que nadie se entere’ el lema del Pesoé en Manzanares es que si se tienen que tomar decisiones que supongan un coste político, lo mejor es no tomarlas y mirar para otro lado.
—Cogió su chato y lo apuró—Así nos va.

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